Ana_Irina escribió:Cuando sufrí la tristeza más grande vivida hasta entonces (hace ya 6 años), me cambió la perspectiva de la vida, así que ahora ya no me entristezco tan fácil, al contrario, aprecio y valoro mucho cada instante.
Estoy más unida a Dios, y ahí está la dicha y la paz de mi corazón.
Aprendí que la vida es un conjunto de momentos pasajeros, y siempre que quiere llegar la nostalgia, no falta un ser querido con un abrazo, o mínimo mi perro.
Me intriga cómo es que una tristeza tan grande me haya enseñado a ser muy feliz.
Asi pasa.
Para reconocer un sentimiento tenemos que haber experimentado su contrapunto.
Las experiencias intensas, también magnifican la capacidad de vivir lo opuesto.