Observo, lo que se puede observar. A veces quisiera que las cosas fueran diferentes. Ahora me doy cuenta que en el noviazgo las grandes cosas nos parecen tan insignificantes. Son cosas que a veces pasamos desapercibidas y que probablemente no notamos que no existen, y que deberían existir.
Un beso antes de dormir, o al despertar; un abrazo al llegar a casa, una simple nota de "te amo", un "felicidades, amor", una flor, abrir la puerta del coche, tomarse de la mano en cualquier momento, con audiencia o sin ella...todo aquello que no vemos y que no sabemos que nos gusta, hasta que llega el desalmado matrimonio. Cuando te das cuenta de que necesitas atención, porque hay muchas cosas a tu al rededor y el de tu pareja, y ya te diste cuenta de que la atención hacia ti se va desvaneciendo; y quieres detenerla, que no se vaya, estiras los brazos y rasgas sus ropas quedándote con un pequeño retazo... Entonces comienzas a darte cuenta de la importancia de lo que antes era desapercibido; y empiezas a extrañar las atenciones que nunca tuviste y que en tu mente crees que mereces... Es triste, sí... Se llama matrimonio.