Las mujeres somos brutas. Bueno... más bien, diría que tercas. Si, es el mejor término.
Como es posible que todas acabamos viviendo la misma experiencia. No vale consejo, dilemas vividos o traumas ajenos que nos hagan entrar en razón.
Nos gusta tropezar. No una ni dos, llegamos a caer hasta 6 veces, y si nos dan el chance, volvemos al piso sin pensarlo.
Somos masoquistas. Nos gusta que nos acaricien y cuando menos lo esperemos, nos claven la espada por la espalda. Y lo peor de todo, es que lo sabemos. Todas lo vimos venir, tuvimos el presentimiento o nos advirtieron desde un inicio.
Cuando comenzamos a depender de hombres?
Cuando nos volvimos tan debiles ante un orgasmo?
Hay que ser muy estupido para entrar de a ciego en una relación tan tóxica como la que normalmente tenemos.
La mayoría de mujeres siempre ha experimentado un adulterio. Nos encanta ser la que destruya una relación establecida. Otro romance común sería el secreto. Aquellas parejas que no tienen porque ocultarse pero prefieren estar bajo perfil hasta que uno de los dos cae, y el mismo se hunde solo.
Difícil abrirte a la otra persona y que te den por abajo. Mujeres debiles que se enamoran. No es debilidad, es el deseo de no estar solas. Le huimos a la soledad.
Siempre somos las primeras en caer, Nos encanta hundirnos en engaños.
Lo interesante es que si preguntan "¿por qué dijiste sí, si sabías que no había futuro ahí?" Y las mayorias de respuestas es "S*exo".
Uff! El bueno y confiable "S*exo", en el momento es la gloria que nos da la llave al cielo, hasta que duramos 32 días bajando de la nube para enfrentar la realidad.
Este hermoso deporte, saca lo peor de nosotras y nos hace corromper nuestros propios principios.
No me arrepiento de mi experiencia vivida, pero sí de la persona que me he convertido hoy el día.